Estado natural del conejo negro:
Se dispara, crepita, dispersa, imprecisa el conjunto, como si estuviera en aceite caliente,
agoniza ese conejo.
Su crepitar le produce un efecto colateral peligroso: de repente se desprende una pata,
o un ojo. Así, vive en riesgo de desaparición.
Sólo realiza recorridos cuando encuentra obstáculos. Para su desplazamiento provoca,
convierte el terreno en un campo minado.
Repetición: En el contacto con otro ser vivo, se desprende alguno de sus miembros,
así se automultiplica.
marzo 12, 2009
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5 comentarios:
Santa coneación, Batman!
Estoy empezando a preguntarme si con cada reproducción por desprendimiento se nos van dudas y pesares. Lo que más me complicaría sería que, con la fuga de una pata, se me vayan alguna alegría, el olor de las mandarinas o la sangrecita de un vacío recién cortado al salir de la parrilla.
COnejación, que era conejación...
qué efecto colateral peligroso producirá el crepitar de la leña a la orilla del paraná o el de la sal arrojada al fuego o el del aceite cuando sumergimos buñuelos?
Gemelo, fíjese todo lo que le supone usted a una pata, yo con el conejo, usted con la pata!
Sí Amilcar, sí. Ese es el crepitar que trato de cercar.
Me enajeno en lo conejo!
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