marzo 27, 2009

Sostengo pequeñas coronas vacilantes,
ubico mi cuello a la indiferencia del verdugo
al servicio de la comodidad.

Oh Dear! Oh Dear!
llegaré demasiado tarde!

Cuando no está saltando a la vista,
el conejo negro hinca su inmundicia en la pequeñez. Dando un golpe seco en las articulaciones, abre brutalmente su esencia.
Llena de astillas el mediastino, fabricando un basurero que pone a calentar para seguir crepitando.
Las partes se atraen y vuelven a cercar engendros de mediastino, aunque ahora, de efecto reducido. Menús de los que cualquier animal puede venir a servirse.

Una presa que se desposta a sí misma.

marzo 12, 2009

Lo conejo

Estado natural del conejo negro:
Se dispara, crepita, dispersa, imprecisa el conjunto, como si estuviera en aceite caliente,
agoniza ese conejo.

Su crepitar le produce un efecto colateral peligroso: de repente se desprende una pata,
o un ojo. Así, vive en riesgo de desaparición.

Sólo realiza recorridos cuando encuentra obstáculos. Para su desplazamiento provoca,
convierte el terreno en un campo minado.

Repetición: En el contacto con otro ser vivo, se desprende alguno de sus miembros,
así se automultiplica.