junio 23, 2007

















La Educación de la Virgen. Georges La Tour


Será esa su condena y su vida, pertenecer a la luz.


Agua. Es blanca y brillante, informe y fresca, pasiva y obstinada en su único vicio: la pesantez. Y dispone de medios excepcionales para satisfacer ese vicio: contornea, traspasa, corroe, se filtra.

En el interior de sí misma ese vicio también actúa: se derrumba sin cesar, renuncia a cada instante a toda forma, no tiende más que a humillarse, se acuesta boca abajo sobre el suelo, cuasi cadáver, como los monjes de ciertas órdenes. Siempre más abajo: tal parece ser su divisa: lo contrario del excelsior.

... Entretanto el sol y la luna están celosos de esa influencia exclusiva, y tratan de actuar sobre ella cuando se ofrece expuesta en grandes extensiones, especialmente si se encuentra en estado de menor resistencia, dispersa en delgadas charcas. El sol entonces toma su mayor tributo. La obliga a un ciclismo perpetuo, la trata como a una ardilla en su rueda.
Francis Ponge "De parte de las cosas"


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